Sin traducciones, ni Shakespeare ni Homero serían lo que son.

24 marzo 2012

Lectura OBLIGATORIA

Hace unas semanas leí un artículo en El País de Manuel Rodríguez Rivero, titulado «Dime qué pone». Y creo que estoy 100% de acuerdo con lo que expone. Nos presenta el tan aclamado y divertido libro sobre el arte de la traducción Is That a Fish in Your Ear?, de David Bellos.

Bellos afirma que nunca, nunca se traducirá bastante, pero que evidentemente existen malos traductores, aunque muchos nos atreveríamos a decir que posiblemente se deba a la precariedad de estos profesionales (mínimos salarios, sin derecho a revisar sus últimas pruebas, control de calidad supervisado y modificado por editores, etc.). «Se calcula que sobreviven en el mundo unas 7.000 lenguas, lo que, según todas las posibles combinatorias, daría casi 25 millones de pares entre las que podrían traducirse textos. […] El 80% de las traducciones que se realizan en el planeta son del inglés. Los anglohablantes, en cambio, no pueden disfrutar más que de un raquítico 8% de traducciones de las otras lenguas del mundo.» Totalmente cierto.
El libro de Bellos es una defensa de la traducción y de sus profesionales. Nos ayuda a reflexionar sobre cómo la traducción nos ha hecho averiguar todas esas miles de culturas que apenas sabíamos que existían y, ante todo, defiende la versión «sentido a sentido» frente a la literal de «palabra a palabra».

Simplemente con el vídeo de la presentación de su libro entran ganas de empezar a leerlo ya mismo. 




1 comentario:

  1. Purificación Fdez-Estrada9 de abril de 2012, 20:16

    totalmente de acuerdo. Igualmente se podría aplicar a la arquitectura, " luz y espacio", no "ladrillo a ladrillo".

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