Sin traducciones, ni Shakespeare ni Homero serían lo que son.
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21 julio 2019

La bonita relación entre la máquina y el traductor

Continuando con la entrada anterior, esta ha sido mi segunda reflexión.  ¡Espero que os guste!


¿Tú también has tenido que responder a la tan aclamada e inevitable pregunta de: «¿Eres traductor?, si para eso ya está Google Translate»?

Cada vez somos más los traductores que abogamos por la defensa de la traducción y de sus grandes profesionales, porque (y espero que estés de acuerdo conmigo) nunca se traducirá bastante. Una máquina nos puede ayudar, por supuesto, pero tengo la impresión de que «ella» no está dándole vueltas durante horas a esa pequeña palabra o expresión que no termina de convencerte para que el lector quede tan satisfecho como tú con tu trabajo. Entonces yo me planteo lo siguiente: ¿por qué eliminar al humano y quedarse con la traducción automática cuando podemos hacer un perfecto tándem?

Todos sabemos que las memorias de traducción (herramientas TAO), e incluso la traducción automática (herramientas ATA), son unos fantásticos programas que nos echan una gran mano a la hora de traducir, pero que a la vez están llenos carencias y generan documentos muy lejos de poder ser publicados. Ahí aparecemos nosotros.

En definitiva, «no hay traducción perfecta», pero existen errores de traducción automática fatales que sí pueden traer graves consecuencias. Así que de momento quedémonos con una bonita relación entre la máquina y el traductor.



La delgada línea entre los anglicismos y el español

Hacía mucho que no escribía en el blog y el otro día me hicieron dos preguntas para que debatiésemos sobre ellas. Así que voy a publicar mis dos pequeñas reflexiones aquí también.

English is the universal language but not the only one, then why translators use anglicisms in medical texts when we have a beautiful language full of Spanish terms?

It should be our duty to transmit the information and, therefore, allow the Spanish terms to stand out from the English ones facilitating an easier understanding to the reader.

Let me give you a few examples: estándar and terapia are clear calques from “standard” and “therapy”, instead of using words such as típico or habitual and tratamiento, respectively; disconfort is a common neologism, let’s use molestia or malestar; estrés is used so often that we tend to forget words like tensión or fatiga; “scanning” and “ratio” may seem slightly more difficult to translate but we only need to research a bit more in order to find barrido and relación; I like programa or aplicación informática more than “software”, don’t you too?; and finally but not least, what seems to be everyone’s favorite word “test” can be substituted for prueba.


In short, medical translators play a very important role in the development of the Spanish language. It is not a matter of eliminating the necessary anglicisms, but of trying to avoid those for which we have an alternative and tend not to be translated.

17 julio 2012

La traducción sin fin


A pesar de todo (-s los problemas que vemos en las noticias), a la traducción en España no le va nada mal, sobre todo si la comparamos con los países anglosajones. Creo recordar que las traducciones suponen casi el 22% del total de los títulos editados. Y ya no sólo es que haya muchas traducciones, sino que no tienen fin. Para los que acabamos de terminar la licenciatura, ¿cuántas horas habremos pasado en una traducción de 300 palabras? Ni incluso después de entregarla dejábamos de darle vueltas a ciertas palabras. «No hay traducción perfecta ni definitiva», ¿por qué? Porque es difícil que un traductor quede completamente satisfecho con su traducción. Siempre se intenta mejorar y lo que es aún mejor, se intenta renovar, porque al fin y al cabo el original no envejece, pero la traducción sí (por las tradiciones, o el propio lenguaje que se llena de nuevas palabras [últimamente la RAE está incorporando bastantes, de lo que ya hablaré más adelante]).

Ahora bien, ¿tiene el mismo valor traducir directamente del original que si se hace a través de otro idioma? Aludiendo a la arquitectura (que sé que me estará leyendo algún que otro arquitecto), los traductores sirven de puentes entre un idioma y otro. Pero puede que en medio existan otros idiomas «puentes». Creo que todos coincidimos en que una traducción directa es más fiel al original y no sólo eso, sino que conlleva menos tiempo, algo fundamental cuando se dice por ahí que los clientes o editores no suelen tener mucha paciencia… Pero bueno, yo de momento me quedo con la traducción sin fin, cuidando al máximo cada palabra porque no sólo nos contentamos a nosotros mismos sino a nuestros lectores. 

12 julio 2012

¿Escribes o traduces?


Acabo de terminar la licenciatura y ya me bombardean con la temida frase que siembra el pánico: «De la traducción no se vive». Es cierto, no son pocos los traductores que no tienen más remedio que sobrevivir con otros extras aparte de la traducción, como la enseñanza o incluso la literatura. Para todos los amantes de la traducción literaria supongo que hasta será uno de sus retos, también.

Personalmente, creo que alternar esas dos profesiones y poder desenvolverse en varios idiomas es algo muy positivo. Eso sí, hay que ser capaz de leer, traducir y expresarse de la misma forma en todos. Solo tenemos que fijarnos en Conrad o Steiner, escritores que hasta dejaron de lado su idioma natal. Aunque también hay traductores que RE-afirman que es imprescindible distinguir el límite que separa al traductor del escritor, ya que mucha influencia de uno u otro o incluso de los idiomas puede llevar a problemas de contaminación de estructuras, vocabulario, etc. Y es que, ¿quién no se ha topado muchas veces en sus traducciones con diferencias tan simples como el género de algunos nombres? No hay que olvidarse de las otras facetas de la Luna (con su bigotito, por ser masculino en algunos idiomas) o del Sol (con sus pestañas pintadas, por ser femenina en algunos idiomas).

Entonces, ¿es posible ser traductor y escritor a la vez?

11 abril 2012

No disparen al becario (capítulo III)

«El becario que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina» Seguro que coincidiréis en que los periodos de mayor pánico llegan cuando casi toda la plantilla está de vacaciones. Por lo tanto, más trabajo y responsabilidad para el becario (lo que puede animarnos, en cambio, por la confianza que ponen en nosotros).

Justo en ese periodo cuando los supervisores están de vacaciones, (o por regla general siempre), es cuando nos damos cuenta de que en ningún momento contamos con una supervisión del trabajo. Y luego alguien se encuentra con gazapos de lo más variopinto.  Y claro: «la culpa fue del becario, que anda siempre despistado.»

Ahí está la cuestión: ¿Hasta qué punto es lícito encomendar algo a un becario y que llegue al cliente final sin haber sido supervisado antes por un profesional? Si hay errores, ¿de quién es la culpa? ¿No aprenderían más los becarios si recibiesen correcciones? Si se da por hecho que los errores siempre ocurren porque hay un becario detrás, se está juzgando la capacidad profesional por la calidad laboral, vamos, que el que cobra menos es más torpe. 

«¡Becario, Presidente!» Por otro lado, y volviendo un poco a mi historieta personal, en un principio yo pensaba que mi labor iba a estar más enfocada a la traducción, pero el porcentaje de tareas de traducción comparado con las tareas de administración y gestión fue infinitamente menor. ¿No debería la Universidad indagar un poquito más en la empresa y en las funciones que encomendarían a los becarios y dirigir esas prácticas a carreras más acertadas? Porque claro, yo no era nadie para quejarme y decir: ¡Quiero traducir! Personalmente pienso que esas prácticas deberían haber estado dirigidas a estudiantes de Administración y Gestión de Empresas con buenos conocimientos en idiomas, y no tanto a alumnos de Traducción e Interpretación.

«Para sistema precario, el del becario» Obviando las prácticas no remuneradas de las que ya hablé, vamos a centrarnos en la verdadera definición del becario, el que sí recibe compensación económica. Entiendo que sea inferior a la que perciben los demás trabajadores, ¿pero... tanto? Lo malo viene cuando nos topamos con otras cosas también «inferiores», o nulas, como no estar dados de alta en la Seguridad Social, lo que llega a ser incorrecto por la inspección de Trabajo y Seguridad Social, y hasta pueden a imponer sanciones si, (y sólo si), la labor de los becarios es similar a la de los empleados de la plantilla. EJEM. No hay más que opinar.


«Apadrina a un becario» Concluyo mi mini-serie de los becarios con una realidad: es evidente que todos tenemos que empezar desde abajo, yo quiero seguir siendo becaria durante mucho más tiempo, pero también nos merecemos seguir creciendo dentro de la propia empresa, ¿no? Somos gente con ganas de aprender, formarnos y hacernos un hueco en un campo específico… Ahora bien, ¿cuántos becarios conocéis que se han convertido en un profesional válido y con un contrato real?

10 abril 2012

No disparen al becario (capítulo II)

¿Cómo empezó todo? Este verano de 2011 realicé unas prácticas durante 6 meses en una constructora centrada en dar una formación en idiomas de los negocios a empresas y a cientos de clientes corporativos por toda España. Es un tipo de empresa que destaca por la enseñanza a través del denominado aprendizaje blended, es decir, su enseñanza se adapta a las exigencias y niveles de los clientes. Para cumplir con ello se distinguen diferentes tipos de servicios: formación presencial, formación virtual por teléfono o skype, cursos intensivos y residenciales, e-learning (aprendizaje online), además de sistemas de medición de nivel, traducción e interpretación y servicios de consultoría lingüística.

Las expectativas al incorporarme a estas prácticas eran muy buenas. Una vez que nos mandaron la oferta acerca de esta empresa a través de la oficina de prácticas de la universidad, me informé de ella visitando su página web. Me parecía muy interesante poder trabajar en una constructora de idiomas a nivel mundial, además de tener un departamento específico de traducción e interpretación (que desgraciadamente nunca llegué a conocer). Tuve dos entrevistas, la primera con la gestora de Recursos Humanos. En ese primer contacto es cuando puedes ver el ambiente de la empresa: familiar o más estricto. No os olvidéis de dar siempre una buena imagen aunque sin pasarse; si te contratan todos sabemos que no irías cada día a trabajar de punta en blanco. Mi segunda entrevista, en inglés, fue con el jefe de Coordinación de Clases Face-to-Face y con la coordinadora de Clases ISUS. En una primera parte me dieron la información sobre la empresa y las tareas que yo tendría que llevar a cabo. En una segunda parte de la entrevista me preguntaron por qué querría trabajar en esta empresa, qué me aportaría como experiencia laboral y mis expectativas de cara a mi futuro profesional. Afirmaron que el hecho de trabajar con ellos me haría introducirme poco a poco en el mundo profesional de los idiomas, sobre todo en un ámbito financiero, económico, jurídico, profesional y administrativo, así como en aspectos de traducción de documentos de gestión y en la realización de interpretaciones de enlace diarias de tipo informal. Estas son las preguntas recurrentes que nos pueden surgir en las entrevistas de trabajo, así que siempre es bueno llevarlas preparadas.
¿En qué consistía mi trabajo? El departamento en el que realicé la mayor parte de mis prácticas fue el de Clases de Formación Presencial Face-to-Face, y el último mes de mis prácticas me cambiaron al departamento de Clases Telefónicas. Las funciones eran las mismas. La Formación Presencial se basa en un método ISUS Face-to-Face. Se trata de un método dinámico de formación presencial siempre centrado en el ámbito de los negocios. Dentro de esos ámbitos de enseñanza, mis tareas principales eran bastante dispares: gestión y administración de medición de nivel de idiomas, organización y control de la documentación en bases de datos (creación de grupos, empresas, clientes, fechas de cursos, asignación de periodo de vacaciones, asignación de tarifas, materiales), ayuda a los profesores a realizar trabajo administrativo (rellenar hojas de asistencia, cuestionarios y encuestas de satisfacción, diplomas, tutorías, informes de progreso) y cualquier otro tipo de ayuda (explicación de direcciones), contacto con empresas filiales internacionales, control del reclutamiento de nuevos profesores o propuestas de clases y reorganización de imprevistos (cancelaciones, recuperaciones, cambios de professor, cambios de aulas). Por otro lado, realizaba las llamadas Dry Run Classes, donde profesores que se van a incorporar a la plantilla tienen que realizar simulacros de clases y nosotros, como alumnos, tenemos que valorar y rellenar los informes de evaluación. Los profesores son nativos ingleses, de diferentes nacionalidades y los temas de las clases varían desde trabajos profesionales, estudios universitarios, salidas profesionales (en mi caso tuve conversaciones muy interesantes de traducción e interpretación con verdaderos profesionales), temas de la actualidad de economía y derecho, etc. Para mí, como asistente de coordinación e intermediaria entre dos partes —la persona afectada o cliente (profesores, alumnos) y la persona encargada del área del tema tratado (gestor, corporativo o coordinador de la empresa en cuestión)—, el ingrediente fundamental de mi trabajo era el correo electrónico y las llamadas vía skype. Sólo así realizaba todas esas tareas. Generalmente siempre en inglés. No sé cuántos e-mails podía recibir y escribir al día, perdía la cuenta, pero desde luego que ya casi salían solos, eso me dio mucha soltura a la hora de tratar con clientes.
¿Qué formación recibí? Recibí formación informática acerca del uso de diferentes bases de datos, páginas electrónicas y virtuales a través de las que se pueden realizar clases telefónicas, cursos online, rellenar archivos e informes compartidos en toda la red, etc. Además, la empresa me permitió asistir a un curso intensivo de inglés de los negocios de 15 días, 3 horas diarias, impartido por nuevos profesores nativos presenciales que se incorporarían el próximo curso. Se trataba de un curso-simulacro de iniciación y preparación para los profesores. El curso fue totalmente gratuito. (SIEMPRE hay que aprovechar cualquier oportunidad para asistir a nuevos cursillos, aunque sea un tema muy ajeno a tus hobbies). 

Y ya para terminar, también estoy colaborando como becaria en la creación de un diccionario Español-Portugués. Es un proyecto a largo plazo, de unos tres años. Lo bueno es que trabajo desde casa. Y seguro que el esfuerzo va a merecer la pena, ¡y todas las palabras que voy a descubrir, en portugués y sobre todo en español!

09 abril 2012

No disparen al becario (capítulo I)

Hoy voy a hablar de los queridos becarios. Quien no haya sido becario alguna vez que deje de leer estas tres entradas, no nos entenderían.

Esta mañana he tenido una entrevista de trabajo, donde me han invitado muy amablemente a realizar unas prácticas durante 90 días en una ciudad extranjera (lo que supondría gastos de alojamiento y derivados), ocho horas diarias, con unas funciones «de todo un poco» (lo que comúnmente se conoce como «becario multi-usos») por el módico salario de cero euros al mes. Las razones por las que no hay una remuneración son evidentes: esto lo tendríamos que ver como un periodo de aprendizaje, porque aún no tenemos los conocimientos adecuados. Es la segunda entrevista que me «venden» así. Sé de alguien que no es muy amigo de los diccionarios: becario.- persona que recibe una subvención económica para estudiar, investigar o trabajar.

Que tampoco cunda el pánico, voy a hablar de lo bueno y de lo malo. Empezando por lo mejor: lo más positivo de las prácticas es la experiencia profesional que adquirimos, el primer contacto en una oficina, sentirte como un trabajador profesional más y, por lo tanto, tener que cumplir y adaptarse a todo tipo de obstáculos que se pueden dar dentro de una empresa.

Antes de entrar en el debate, quiero contar de primera mano mis experiencias como becaria, así que a quien ya le haya aburrido con mis historias le doy permiso para saltarse toda la parte que sigue e ir directo al capítulo III. J